Se jugó la ida de la gran final del fútbol mexicano desde el Universitario de Monterrey teniendo a Tigres y Chivas como los protagonistas pero sin muchos chispazos de emoción, sin tanto fútbol mas que a descuidos dando a entender que los 22 protagonistas están dejando todo para la vuelta.
El jugar una final que es a dos partidos en muchas ocasiones hace pensar a propios y extraños que es necesario el salir con todo para no dejarle posibilidades al rival y así tener mas cerca el ansiado titulo en tus manos pero en esta ocasión eso fue algo que al final careció en si.
Paunovic y Siboldi si bien pusieron de lo mejor que tienen en sus escuadras el planteamiento para ambos técnicos se dio en tintes mas defensivos, razón por la cual en su mayoría se jugó al contragolpe por las bandas o se jugó con tiros sorpresa y no hubo tantas individualidades a lucir.
A gran velocidad
Por parte de Chivas la mayoría de la carente acción corrió por la banda de Alexis Vega el cual gracias a su enorme velocidad solo pudo ser frenado con faltas a través de repetidas ocasiones hasta que el propio técnico europeo decidió sacarlo del juego a manera de protección esperando el día domingo.
Por parte de el local si bien tuvieron mas destellos accionarios ofensivos, de no ser por esa falla de Carioca también en la que su volea salió desviada, hablaríamos del 1-0 global al momento pero en este deporte existen momentos necios como el de hoy para que puedan dar el show completo en domingo.
No se olvida lo que sucedió en 2017 en aquella final cuando Chivas sacó la estrella 12 y ahora a la espera de este nuevo capitulo, Tigres buscará revertir lo sucedido hace 6 años, un partido que quedó a deber hoy pero sin duda queda todo para el domingo, todo para la vuelta.
