Descubre el emblemático Cerro de la Silla en Monterrey. Explora su historia, altura, rutas como el Pico Norte Trail y por qué es el corazón verde de la ciudad y el alma de las montañas de Monterrey.
Acompáñanos a explorar el emblemático Cerro de la Silla, a desentrañar su historia, a sentir su naturaleza y a entender por qué su presencia es un vínculo indestructible entre el pasado y el presente de Nuevo León.
Origen y leyenda del Cerro de la Silla: donde nace el mito de las montañas de Monterrey
Antes de que Monterrey fuera la ciudad que conocemos, el Cerro de la Silla, Nuevo León ya era un protagonista silencioso. Su nombre, tan familiar hoy, viene de su perfil, que se asemeja a una silla de montar con cuatro picos majestuosos. Las leyendas locales son tan antiguas como las rocas mismas; se cuenta que el Cerro de la Silla Guadalupe fue escenario de apariciones místicas, un lugar sagrado para los antiguos pobladores.
Para los primeros exploradores, esta montaña fue un faro. Sirvió de guía para fundar el asentamiento que hoy conocemos como Colonial La Silla, un área donde florecieron haciendas y caminos que conectaban el campo con la urbe naciente. El cerro no era solo paisaje; era una brújula natural que definía la identidad de la región.
Con el tiempo, su fama creció. Pintores, cronistas y viajeros del siglo XIX lo inmortalizaron en sus obras. Y no es para menos. Hoy, esa silueta icónica está en todas partes: en escudos oficiales, en el recuerdo de un famoso baile folclórico conocido como el baile El Cerro de la Silla, y hasta inspirando el nombre de una popular taquería La Silla, que fusiona el orgullo regiomontano con la gastronomía local.
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Características geográficas: un gigante que vigila la ciudad
El Cerro de la Silla se ubica majestuosamente en la frontera entre los municipios de Monterrey y Guadalupe. La pregunta de cuánto mide el Cerro de la Silla tiene una respuesta imponente: su altura del Cerro de la Silla es de aproximadamente 1,820 metros sobre el nivel del mar. Esta elevación lo convierte en una montaña Monterrey que se levanta como un guardián, visible desde casi cualquier rincón de la ciudad.
Su geografía es única, con cuatro picos principales. El más alto y desafiante es el Pico Norte, cuya cima es la meta del famoso Pico Norte Trail, una ruta que pone a prueba a los montañistas más valientes. Este cerro es solo una parte de un sistema montañoso más grande, la Sierra Madre Oriental, que incluye otros cerros en Nuevo León como el imponente Cerro del Fraile Monterrey.

Portales de la Silla: el lado salvaje del cerro
Al pie de la cara norte del cerro se esconden los Portales de la Silla, unas espectaculares paredes de roca que son el paraíso de escaladores y fotógrafos. Estos portales forman parte del monumento natural Cerro de la Silla, un área protegida que resguarda un ecosistema vibrante.
La flora y fauna en el Cerro de la Silla es un testimonio de la resiliencia de la naturaleza. Entre matorrales xerófilos, nopales y mezquites, la fauna del Cerro de la Silla se abre paso. Es común encontrar zorros, tlacuaches, roedores y aves rapaces como el cernícalo. Sus laderas son el hogar de reptiles y otras especies perfectamente adaptadas al clima semiárido de la región.
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Historia del Cerro de la Silla: de símbolo urbano a patrimonio natural, montañas de Monterrey
La historia del Cerro de la Silla es la historia de Monterrey. Lo que comenzó como un referente geográfico se transformó en un emblema cultural. En 1991, para proteger su riqueza ecológica y su valor simbólico, fue declarado monumento natural Cerro de la Silla. Esta protección ha sido clave para regular la actividad humana, evitar la caza furtiva y preservar este pulmón para las futuras generaciones. Hoy, cuenta con senderos señalizados, vigilancia y módulos de auxilio para garantizar una experiencia segura y respetuosa con el entorno.

Cómo conquistar la cima: la aventura del Pico Norte Trail
La ruta más famosa para ascender es el Pico Norte Trail. Es un reto que requiere entre 4 y 6 horas de caminata, dependiendo del ritmo de cada persona. El camino empieza entre vegetación densa y, poco a poco, se vuelve más escarpado, con tramos de roca expuesta que exigen concentración y esfuerzo.
La clave del éxito es la preparación: buen calzado, suficiente agua, protector solar y algo de comer. Pero la recompensa al llegar a la cima es inolvidable. La panorámica de Monterrey, Guadalupe y el resto del valle es simplemente espectacular, un lienzo urbano que se extiende hasta donde alcanza la vista.
Un anfiteatro de roca: los otros cerros de Nuevo León
Aunque el Cerro de la Silla Monterrey es la estrella, está rodeado de otros gigantes que completan el paisaje. El Cerro del Fraile Monterrey, el Cerro de las Mitras y el Cerro del Topo Chico son otros de los cerros en Nuevo León que abrazan la ciudad, formando un anfiteatro natural. Cada uno tiene su propia personalidad, sus propias rutas y sus propias leyendas. Juntos, conforman el corazón rocoso de las Monterrey montañas.
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Un ícono en la retina: fotos, cultura y gastronomía
¿Cuántas fotos de Cerro de la Silla existen en el mundo? Millones, sin duda. Es el telón de fondo de bodas, graduaciones y selfies que capturan el orgullo regiomontano. Si alguna vez te has preguntado dónde queda el Cerro de la Silla, la respuesta es simple: está en el corazón de su gente.
Su influencia llega a la mesa. Después de una larga caminata, nada mejor que unos tacos al pastor en la famosa taquería La Silla, un ritual que conecta el esfuerzo físico con el placer culinario. El cerro no solo se sube, también se celebra, se baila con la música de el baile El Cerro de la Silla y se vive en el día a día.
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Conclusión: una montaña que nunca deja de hablar
Las montañas de Monterrey, con el Cerro de la Silla como su máximo exponente, son mucho más que un paisaje. Son guardianes de la historia, fuentes de vida y un espejo de la identidad local. Desde la historia del Cerro de la Silla hasta su estatus como monumento natural, su presencia ha moldeado a la ciudad y a su gente.
La próxima vez que su silueta se cruce en tu camino, tómate un segundo. No estás viendo solo una montaña. Estás contemplando siglos de leyendas, aventuras, y un ecosistema que lucha por sobrevivir en medio de la modernidad. Esa montaña te está hablando. Solo tienes que aprender a escucharla.
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