La región lagunera es conocida por su arduo sol y calurosas temperaturas, por lo que sorprende al país con su afición desmedida por el pan. Con alrededor de 300 panaderías establecidas, los laguneros no solo saborean hasta 300 piezas de pan al año, sino que convierten este deleite en una tradición arraigada. Raúl Morell, el intrépido delegado de la Cámara de la Industria Panificadora (Canainpa) en La Laguna, revela cifras impactantes: el consumo per cápita anual alcanza la asombrosa marca de 32 kilos.
La poderosa influencia del pan consumo lagunero
Aunque el calor impera en la región, la fiebre del pan no cede. Se producen alrededor de 500 mil piezas diarias, confirmando que el pan es más que un alimento; es una pasión que desafía las condiciones climáticas. “Somos una de las regiones del país que más consume pan, no obstante las condiciones del clima caluroso”, afirma Morell, resaltando que en el frío, las ventas se disparan exponencialmente.
Calidad que desafía el clima
¿Qué hace que La Laguna destaque en este fervor panadero? Para Morell, la respuesta está en la calidad. A pesar de las regiones con climas más benignos, el pan lagunero compite y supera cualquier estándar nacional. “Se consume más pan dulce, sobre todo en la temporada de frío, acompañado de café, chocolate o atole. La importancia radica en la producción del pan francés lagunero, único en el país y en el mundo”, enfatiza.
Un legado que se multiplica
En esta región el panorama está lleno de panaderías, unas 300 para ser exactos, y 100 de ellas forman parte de la Canainpa. A pesar de los retos económicos, cuatro nuevas panaderías abrieron sus puertas este año, desafiando las expectativas. La pasión por el pan es un motor económico resistente.
Las ventas experimentan un auge del 30% en invierno, compensando las caídas de la temporada de calor. Morell subraya el dinamismo del sector panadero en La Laguna, una comunidad que ha convertido el acto de disfrutar pan en un auténtico estilo de vida.
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