Desde hace más de una semana los migrantes provenientes en su mayoría de Venezuela, Cuba, Honduras, Siria, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, en su travesía para llegar a los Estados Unidos se han quedado varados en la terminal de autobuses en Monterrey, se estima un aproximado de hasta 2 mil migrantes entre ellos mujeres y niños en estado de vulnerabilidad. Debido a la desesperación de poder alimentar a los más pequeños muchos optaron por pedir dinero en las calles.
Mientras tanto las autoridades no les han permitido comprar boletos de autobús que los lleven a las ciudades fronterizas, por lo que los migrantes han argumentado que de no ser que se les permita el acceso a la compra de los tickets continuarán su viaje a pie.
Anteriormente Human Rights Watch entrevistó a más de 100 migrantes, solicitantes de asilo, representantes de grupos de derechos de los migrantes y agencias de la ONU, y funcionarios de Guatemala, Honduras y México, entre agosto de 2021 y abril de 2022, donde la mayoría de los solicitantes de asilo ingresaron a México sin documentos. Varios dijeron que venían huyendo de la violencia o la persecución en sus países de origen, pero no intentaron solicitar protección en un cruce fronterizo oficial, por temor a que agentes de la autoridad migratoria de México, el Instituto Nacional de Migración (INM), los deportaran.
La mayoría solicitó la condición de refugiado una vez en México. Algunos dijeron que buscaron protección en la frontera y fueron rechazados por agentes del INM o guardias de seguridad. Muchos dijeron que los agentes del INM los disuadieron de buscar el estatus de refugiado en México y los presionaron para que aceptaran retornos voluntarios a sus países.
