Semana grande, semana importante. Puede ser el primer lleno de la temporada en Las Ventas de Madrid. Seis toros de distintas ganaderías para el de Cáceres, en solitario. No es una graduación porque Emilio ya la tuvo en esta plaza cayendo de pie ante una afición exigente como la es la de esta plaza. Lo que si será es una prueba, un nuevo reto. Desde el anuncio de esta corrida se viene ya midiendo el poder mediático y de convocatoria del que todo aquel que se haga llamar figura del toreo no puede prescindir. La relación del torero con esta plaza es sana, es positiva. Puertas grandes contundentes y tardes en las que pone de acuerdo a todos. La afición de la primera plaza del mundo sacará a saludar tras el paseíllo al torero extremeño porque entiende que no es fácil torear seis toros en solitario, sin descanso alguno. Le sacarán a saludar también porque sin deberle nada a nadie se jugará la vida ante seis animales de ganaderías diferentes, seis toros del calibre de esta plaza, con juego y comportamiento distintos, lo cual no garantiza el triunfo y hace aún más grande esta gesta. Le sacarán a saludar también porque este público entiende del valor de las cosas, que es por lo que es tan exigente. Les gusta ver a un torero que le ha costado llegar a donde está, alguien a quien nadie le ha regalado nada, que podría estar en casa firmando contratos más cómodos y caros. Alguien que hace las cosas con pasión. Y las personas que hacen las cosas con pasión, hacen obras grandes. Domingo de Ramos. Las Ventas de Madrid. Emilio de Justo. Seis toros seis. En solitario. El hombre contra la bestia. El artista ante su obra más importante. El “sólo” de un torero encumbrado. Tarde de expectación.