¡Codependencia y otros apegos fatales!

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Codependencia

¿Por qué me aferro a una relación? Y  ¿Por qué  me cuesta tanto trabajo soltar a esa persona?

Es muy común encontrar personas quienes se divorciaron hace años, se separaron física y legalmente, incluso tienen nuevas parejas, sin embargo, siguen vinculadas íntimamente a sus ex parejas manteniendo comunicación constante y continua con ellas. Siguen enganchadas emocional y psicológicamente, manteniendo vínculos tóxicos, dañinos e innecesarios, racionalizando y justificando la relación bajo  el pretexto de los hijos o la familia. Lo cierto es, que no han aprendido a cerrar ciclos de manera saludable y coherente para ellos mismos.

¿Por qué ocurre lo anterior? La respuesta a esta pregunta resulta multifactorial y definitivamente tiene que ver con los procesos emocionales, psicológicos y de madurez de ambos miembros de la ex pareja.

En primera instancia, es importante comprender que cada vínculo que generamos a lo largo de nuestras vidas tiene una conexión profunda a nivel emocional, psicológico y energético, ello significa, que nos sentimos irremediablemente atraídos hacia las personas de quienes tenemos algo que aprender. En este sentido es que se dan enganches psicológicos muy fuertes e irresistibles, en otras palabras,  el apego. Este apego al inicio de la relación se da por fascinación, porque encontramos sumamente atractiva en términos no solo físicos, sino intelectuales y emocionales a la otra persona. Pero como en todos los casos de apego, éste, es controlador, posesivo, celoso y tóxico e irremediablemente enferma poco a poco la relación convirtiéndola en un campo de batalla, una lucha de poderes, zona de desconfianza,  monotonía, miedo y tristemente se reduce a  una simple base segura, dentro de la cual existe codependencia y control, sin que experimentemos, con el paso de los años, mayor atracción hacia la persona, más aún, suele convertirse en una relación aburrida y poco nutritiva. Por lo que, sin más, deviene la separación, con la cual descubrimos un desasosiego e incertidumbre abrumadores, encontrándonos desamparados y desarraigados de esa, nuestra base segura. Por ello, volvemos una y otra vez descubriendo que no puedo esta sin la persona, pero tampoco con ella. Y, si hemos sido lo suficientemente valientes como para separarnos definitivamente, mantenemos el contacto con la ex pareja,  so pretextos racionales como los hijos, alimentando esa mal sana codependencia usando el vínculo en momentos de soledad o crisis como nuestra base segura.

En muchas ocasiones este inicial apego por fascinación, con el paso de los años suele convertirse en un apego por rechazo, es decir, ahora detesto todo lo que eres y no soporto tu manera de ser ni tus formas, continuando así, con un enganche psicológico y emocional hacia la ex pareja. Este tipo de apego se vive al experimentar enojo, molestia y odio en cada contacto que se tiene con la persona en cuestión, es decir, sigo siendo presa de la persona, ya que todo lo que hace sigue afectándome de manera importante y directa.

Otra de las variables por las que una persona puede seguir vinculada a su ex pareja, es porque aún no ha aprendido a cerrar ciclos.

Las personas crecemos y maduramos a partir de dos acciones fundamentales: cerrar ciclos y asimilar experiencias:

Un ciclo está cerrado cuando este deja de ser atractivo en todos los sentidos y se cierra con agradecimiento y amor por todo lo que éste brindó y aportó a tu vida. Entonces se está listo para abrir un nuevo ciclo con otra persona.

Asimilamos experiencias cuando volteamos a ver lo que la relación nos dejó en términos de aprendizaje y crecimiento personal. Esto ocurre cuando podemos voltear a vernos dentro de la experiencia para revisar nuestra propia participación en el vínculo y descubrir nuestra evolución o involución en términos de errores y aciertos, autocriticándonos de forma honesta y objetiva, para así hacernos responsables de nuestra participación en la terminación de la relación.

La inmensa mayoría de las personas no llevan a cabo el ejercicio de estas dos acciones, brincando de un ciclo a otro sin darse la oportunidad de analizar y revisar el vínculo anterior. Llevando a  la nueva relación el vínculo anterior con todos y cada uno de sus defectos y vicios, contaminando con ello su nueva relación, condenándola indefectiblemente al fracaso.

Hay quienes, so pretexto de los hijos, la familia, los pendientes económicos, etc.,  nunca disuelven el vínculo con sus ex parejas, manteniendo la relación de por vida,  vacacionando juntos, reuniéndose en cumpleaños, navidades o días festivos, sin terminar de cerrar el ciclo llevándolo  consigo a lo largo de toda su vida porque representa una base segura a la que pueden acudir siempre que sus nuevos vínculos no funcionen, incrementando con esta conducta los posibles fracasos en sus nuevas relaciones por no haber podido cerrar el ciclo jamás y mantenerlo abierto y presente a lo largo de sus vidas.

Tu trabajo personal es determinante en la forma en la que te vinculas en pareja, y definitivamente en la forma en la que transitas de una relación a otra, así mismo, si eres o no capaz de cerrar ciclos para poder inicia nuevas relaciones de la forma más sana posible, ya que la única persona beneficiada con ello serás tú mismo al darte la oportunidad de aprender de cada relación para no cometer los mismos errores en la siguiente.

Este escrito fue realizado por:

Lic. Michelle Martos Ramírez

Consultora y Comunicadora en Semiología de la Vida Cotidiana

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