Hay verdades de México que duele aceptar. Pero vivimos en un país donde, decir la verdad cuesta, incluso hasta la propia vida. La impunidad ha paralizado corazones, hasta el punto de ensordecer las injusticias. Y cuando nos vienen a decir “México Letal”, cuesta aceptar, que esa es la verdad.
¿En un reporte realizado en 2017 por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, se reveló que somos el segundo país más letal del mundo. Durante el gobierno de EPN, se contabilizaron 23,000 muertes, víctimas de la guerra contra el narcotráfico. Superamos las cifras de Afganistán, a pesar de que nuestro país no está rodeado de tanques de guerra o bombas.
El gobierno, en ese entonces, rechazó por completo la postura de ocupar el segundo lugar de la lista de países letales. Y pidió al IISS retractar sus declaraciones, pues no tenían bases sólidas. Sin embargo, ¿cómo confiar en un gobierno cuyo ejército se ha involucrado en desapariciones forzadas y donde la justicia es sinónimo de impunidad?
Basta con recordar el “Memorándum de Amnistía Internacional para EPN”. Un texto de la ONG que en 2014, señaló los retos de México en materia de Derechos Humanos. Hicieron hincapié en la situación de inseguridad, violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad. Desapariciones forzadas, tortura, detenciones arbitrarias y crímenes impunes. Un sistema de justicia que defrauda a quienes un día juró proteger.
Sin embargo, las observaciones de instituciones internacionales, se quedan en meras recomendaciones. Y tristemente estas son solo algunas, de las tantas heridas de mi México. Un país herido, un país que necesita de almas valientes que se atrevan a luchar por él. Una nación que ya se hartó de callar, le ha llegado la hora de actuar.
