Putin, Ucrania y el occidente

La conflagración más aguda en Europa desde la Segunda Guerra Mundial no ha surgido de la nada.

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Tomado de RPP

¿Por qué ahora, al parecer sin provocación alguna, ha decidido el presidente ruso Vladimir Putin invadir Ucrania?

¿Cómo va a desenvolverse esta conflagración—la más aguda en Europa desde la Segunda Guerra Mundial—y cuál será el costo humano de este conflicto?

¿Y cuál es y ha sido, en realidad, el papel de la OTAN y de su patrocinador y líder, Estados Unidos de Norteamérica?

El mundo entero se hace éstas y muchas otras preguntas, pero los medios noticiosos no nos educan y los líderes de los países involucrados—y son muchos—no ponen sus naipes sobre la mesa para aclarar sus metas o sus intenciones. De todos ellos, Putin parece ser le más inescrutable.

Sin embargo, desde el primer día se han dado manifestaciones contra la invasión, tanto en Rusia como en Georgia, Alemania, España, Estados Unidos y otros países. Miles de personas se dan cuenta de que este conflicto es anatema para la humanidad. Mientras tanto, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, quien según parece se negó a ser evacuado por Estados Unidos, ha dado muestras de valor personal al salir por las calles a tomarse videos para documentar que permanece en el país y para darle ánimo a sus compatriotas. Sin duda el pueblo ucraniano, que nuevamente defiende hoy la independencia de su país, se merece la solidaridad internacional.

Mientras tanto la tormenta de declaraciones mentirosas, tanto de Putin como de los mandatarios de otros países, continúa sin tregua.

El presidente estadounidense Joseph Biden y su vicepresidente Kamala Harris, los dos con venerables credenciales liberales, aseguran sin ruborizarse que se esforzaron por encontrarle una salida diplomática a esta guerra. ¿Podemos creer lo que nos dicen?

Veamos… mucho antes de la invasión, el Pentágono duplicó el número de buques de guerra estadounidenses en el Mediterráneo, reubicó allí un portaaviones que operaba en el océano Pacífico y ha aumentado el número de sus tropas en muchas de sus bases en Europa. Representando a la OTAN, Estados Unidos también ha estado instalando nuevas bases en Europa oriental, a pocos kilómetros del territorio ruso. La más nueva de estas bases, una “instalación militar estadounidense altamente sensitiva” según el New York Times, ubicada cerca del pueblo de Redzikowo, en Polonia, está a solo unos 150 kilómetros del territorio ruso.

El papel de la OTAN y la ‘Guerra Fría’

La OTAN fue establecida en 1949 para cementar y mantener la superioridad militar de Washington en Europa occidental cuando, a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos surgió como el vencedor indiscutible, la principal potencia militar, y el auto-declarado gendarme del mundo. Cuando se derrumbó la Unión Soviética y terminó la Guerra Fría, la importancia de la OTAN pareció menguar. Pero en la década de 1990, sobre la sangre y los huesos del pueblo de Yugoslavia, Washington le inyectó nueva vida a la desprestigiada alianza militar, atizando y apuntalando una guerra de varios años en ese país que llevó a su desintegración. Estados Unidos entonces usó la destrucción de Yugoslavia como punta de lanza para expandir la OTAN hacia el este, admitiendo a 14 nuevos estados miembros, más del doble de los 12 enlistados originalmente, a lo largo de la frontera rusa. Y las provocaciones no han cesado desde entonces.

Durante la Guerra Fría, Rusia y Estados Unidos trataron de desarrollar defensas antimisiles. En 1972 ambos acordaron detener sus programas de escudos antimisiles, propiciando un periodo de distensión. Pero en 2001, el presidente estadounidense George W. Bush enfureció a Putin al retirarse del Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972. ¿Por qué? Porque cercar a Rusia con países miembros de la OTAN no le pareció suficiente y le ordenó al Pentágono que construyera y desplegara dicho sistema en Europa oriental. Las nuevas bases militares estadounidenses, como la de Polonia, así como otra en Rumania, ahora van a funcionar como plataformas de “escudos” antimisiles. Esto les da a las fuerzas estadounidenses una ventaja enorme por la capacidad de derribar a los misiles balísticos rusos, lo que aumenta la posibilidad de nuevas conflagraciones militares. Si alguien necesita pruebas, la invasión de Ucrania es la confirmación más contundente.

De ninguna manera justifica esto la invasión de Putin, pero demuestra la obvia hipocresía de Washington cuando alega que busca una “solución diplomática” a esta crisis. Recordemos que en octubre de 1962 el presidente John F. Kennedy llevó al mundo al borde de la guerra nuclear cuando Moscú estacionó misiles nucleares con fines defensivos en Cuba. Después de un tenso bloqueo naval los misiles fueron retirados.[i]

Nos podemos preguntar: ¿Aceptaría hoy Washington que Rusia estableciera bases militares en Monterrey, México—por dar un ejemplo—a sólo 200 kilómetros de su frontera, como las bases que está estableciendo ahora en Polonia y en Rumania?

Estas medidas agresivas de Washington tienen como principal objetivo expandir la dominación militar de Estados Unidos en Europa y contrarrestar los intereses económicos rusos, entre ellos las crecientes exportaciones de gas natural a Europa. Por eso el nuevo gaseoducto Nord Stream 2, que puede transportar 55 mil millones de metros cúbicos de gas natural anualmente a Alemania, ha estado tanto en las noticias últimamente. Rusia es hoy uno de los principales productores de gas natural y de petróleo, representando el 17% del mercado de gas natural del mundo y el 12% del petróleo. Las acciones provocadoras de Estados Unidos y de la OTAN representan una verdadera amenaza a la paz mundial, pero además le ofrecen a Putin, en bandeja de plata, un pretexto para su brutal invasión.

El chovinismo ruso

Esta invasión rusa de una república vecina y soberana evoca el antiguo chovinismo de la Gran Rusia de los zares—la reaccionaria monarquía que gobernó el imperio ruso durante siglos antes de que fuera derrocada por trabajadores y campesinos en 1917. Ese mismo chovinismo animó las políticas reaccionarias restablecidas a fines de la década de 1920 en la URSS (la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas) durante la contrarrevolución dirigida por Joseph Stalin—un régimen bajo el cual el actual presidente ruso, Vladimir Putin, sirvió fielmente como ex oficial de la KGB, la policía secreta.

Descifrando a Putin

¿Cómo llegó Putin a la cumbre del poder en Rusia? A finales de la década de 1980, tras un largo periodo de profundo estancamiento económico en la URSS, Mikhail Gorbachov, el octavo y último dirigente soviético, emprendió su política de Glasnost (o transparencia política) y de Perestroika (reordenamiento político y económico). En ese entonces Gorbachov trató de obtener financiamiento de los países ricos, pero sin resultados. Luego, en una oleada de nacionalismo en 1989, varios países de Europa oriental tuvieron elecciones multipartidistas y empezaron a abandonar al llamado bloque socialista. Además, en agosto de 1990, Saddam Hussein, el déspota en Irak, había invadido Kuwait, desestabilizando al mundo entero y causando divisiones en Moscú.

En 1991, en las primeras elecciones multipartidistas, Boris Yeltsin fue electo como el primer presidente de la nueva RSFSR (la República Socialista Federativa Soviética de Rusia). Forjó alianzas con los dirigentes nacionalistas de otras repúblicas y emprendió la disolución formal de la URSS, que en ese entonces era el tercer país en población con 289 millones de habitantes. Yeltsin renunció a sus cargos el último día del siglo, el 31 de diciembre de 1999, disculpándose por dejar al país en una situación económica tan precaria y por los problemas abrumadores que enfrentaba—entre ellos una corrupción generalizada. Pero antes había hecho un pacto con Putin.

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Para el pueblo ruso la situación era desesperada. Bajo Yeltsin el nivel de vida del pueblo trabajador decayó drásticamente, el desempleo, el alcoholismo, y el suicidio aumentaron, y la economía se desplomó. Hasta la esperanza de vida decayó.

Putin, después de haber sido oficial de la temida KGB, logró hacerse alcalde de Moscú y pronto sobresalió por negarse a aceptar sobornos. Yeltsin y otros dirigentes lo habían escogido para tomar el mando del país con la promesa de protegerlos en el futuro y evitar que fueran enjuiciados por corrupción.

Después de tomar el poder, Putin empezó a estabilizar la situación económica del país organizando la venta de las enormes empresas estatales. ¿Quién estaría dispuesto a comprar esas empresas? ¿Quién estaría dispuesto a invertir en la economía de este país en bancarrota? Putin encontró lo que buscaba en la mafia rusa que operaba en otros países. En Nueva York, por ejemplo, la mafia rusa había invertido en gasolineras en Long Island, y había encontrado la manera de evitar el pago de impuestos del combustible, amasando una fortuna.

A cambio de una lealtad férrea y con el sobreentendido de que sus fortunas dependerían de su protección, Putin vendió empresas estatales a precios de remate, creando una oligarquía obediente y maleable. Esos son los intereses que defiende ahora el dirigente ruso.

Después de Rusia, Ucrania es hoy el segundo país más grande de Europa por extensión geográfica, y cuenta con 43 millones de habitantes, mientras Rusia tiene ahora una población de 146 millones. Esta disparidad se ve acentuada por el hecho de que Rusia cuenta con el arsenal acumulado por la URSS desde la Revolución de 1917, mientras que Ucrania cuenta con fuerzas militares mucho más modestas.[ii]

Putin no es el único que quisiera restablecer la hegemonía que la antigua Unión Soviética ejercía sobre Europa oriental, cuando la URSS era considerada como la segunda potencia mundial—aunque ahora como país capitalista. Añora los tiempos cuando la casta burocrática privilegiada en la URSS podía ejercer control sobre varios países de Europa oriental y era percibida en el mundo como el principal reto a los países de occidente. Ahora China ocupa el lugar de segunda potencia mundial, y el respaldo que Xi Jinping le ha dado a Putin en este conflicto es, sin lugar a dudas, parte del cálculo político del presidente ruso.

El 21 de febrero Putin declaró que las “Repúblicas Populares” de Donetsk y Lugansk, respaldadas por Moscú y establecidas en el este de Ucrania en el 2014, son “países independientes”, y ordenó que tropas rusas entraran como “fuerzas de paz”. Así comenzó la invasión a gran escala de Ucrania por el Kremlin en la mayor movilización militar vista en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

En un discurso ese mismo día, que Putin usó para justificar el ataque, el presidente ruso alegó que Ucrania no es una nación y culpó a la revolución bolchevique por la independencia del país. “La Ucrania moderna fue creada entera y completamente por Rusia, más específicamente la Rusia bolchevique y comunista”, dijo Putin. “Este proceso comenzó prácticamente inmediatamente después de la revolución de 1917, y además Lenin y sus asociados lo hicieron de la manera más descuidada en relación con Rusia: dividiendo, arrancándole pedazos de su propio territorio histórico”.  

Putin está mintiendo. El contraste entre la posición de Putin y los capitalistas rusos de hoy, por un lado, y la posición del gobierno obrero y campesino que V.I. Lenin dirigió después de la Revolución Rusa de 1917, por el otro, no podría ser mayor.

En diciembre de 1919, Lenin le escribió una carta a los obreros y campesinos ucranianos que se reunían para decidir el futuro de su país:

“La independencia de Ucrania ha sido reconocida por el Comité Ejecutivo Central de la RSFSR (República Socialista Federativa Soviética de Rusia) y por el Partido Comunista (bolchevique) de Rusia. Por eso, es evidente—y ha sido reconocido por todos—que sólo los obreros y campesinos de Ucrania, en su Congreso de los Soviets de Ucrania, pueden decidir y decidirán [énfasis añadido] la cuestión de fusionar Ucrania con Rusia o dejar a Ucrania como una república independiente, y en este último caso, qué clase de enlace federativo debe establecerse entre esta república y Rusia.

“¿Cómo, pues, debe resolverse esta cuestión desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores, desde el punto de vista del éxito de su lucha por la total emancipación de los obreros del yugo del capital? …

“Los intereses del proletariado exigen la más completa confianza y la unión más estrecha entre los trabajadores de los diferentes países, de las diferentes naciones. Los partidarios de los terratenientes y capitalistas, los partidarios de la burguesía tratan de dividir a los obreros, de exacerbar las querellas y los odios nacionales con objeto de debilitar a los obreros y fortalecer el poder del capital”.[iii]

Las “querellas y los odios nacionales” a los que se refiere Lenin en su carta son precisamente lo que guía las declaraciones de Putin, pero el presidente estadounidense Joe Biden y sus aliados también promueven esas divisiones.

Ahora que el capitalismo se ha restablecido en Rusia, Moscú tiene como objetivo reafirmar el control de Ucrania por parte de los nuevos industrialistas, banqueros y terratenientes rusos, y quiere también reimponer su control sobre otros territorios de Europa oriental que obtuvieron su independencia después del colapso de la Unión Soviética en 1991. Moscú siempre ha rechazado la expansión de la OTAN en Europa oriental, y no es tan difícil comprender por qué las provocaciones de Estados Unidos han enfurecido a Putin.

Si han de ser consecuentes, las manifestaciones en otros países contra esta invasión de Ucrania deben exigir no solo la retirada inmediata de las tropas rusas de todo su territorio, sino también la retirada simultánea de todas las fuerzas estadounidenses y de la OTAN de Europa oriental. La mejor defensa de Ucrania sería la acción política y la movilización masiva de sus propios ciudadanos, como lo hicieron en el 2014 durante las protestas de Maidan.


[i] Para justificar su actitud bélica, Kennedy se valió de la memorable actuación de Nikita Jrushchov, el dirigente soviético, en la reunión plenaria de la ONU en octubre de 1960. El discurso de Jrushchov pasó a la historia como el “incidente del zapato”, aunque lo que dijo ese día fue traducido incorrectamente, tergiversado y luego difundido ampliamente en Estados Unidos. Ya para entonces la dirección estalinista en la URSS, que había usurpado el prestigio y la autoridad de la revolución de octubre después de la muerte de Lenin en la década de 1920, estaba enquistada y en decadencia, mientras que en la URSS las contradicciones internas seguían agudizándose.

[ii] Vale la pena recordar que en 1919 Estados Unidos y Japón habían invadido Siberia, y los países ricos tenían a la URSS cercada militarmente.

[iii] La carta completa de Lenin en 1919, “Carta a los trabajadores y campesinos de Ucrania”, puede encontrarse aquí.

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