Neuropolítica | Masonería, masones y política

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Por David Uriarte

Alternativo.mx / No se puede concebir el desarrollo y el bienestar social sin la inclusión política. Sin embargo, hay que diferenciar las instituciones de las personas.

Alguien puede afirmar que no cree en los psicólogos, pero en la psicología sí, o que no cree en los curas, pero en la religión sí. En fin, la debilidad propia del humano es una cosa y la fortaleza institucional es otra.

La masonería, como antigua y augusta institución, privilegia en sus logias a los hombres libres y de buenas costumbres, donde la libertad, la igualdad y la fraternidad son los principales soportes de sus virtudes.

La secrecía masónica estimula la paranoia de quienes piensan en rituales satánicos, sacrificios, brujería, o religión, nada más alejado a la realidad, pero dejemos de lado a la poco entendida o estudiada masonería, y veamos a sus iniciados como eternos aprendices en el quehacer histórico social. Personajes como Washington, Juárez y Madero, Newton, Mozart, Beethoven, Edison, Kant, Spinoza, Einstein y muchos más, transitaron por las logias masónicas.

En Sinaloa y en Culiacán, como en todo el mundo, “ser hombre libre y de buenas costumbres”, es el requisito supremo para ser masón. Con la seguridad de que el sol sale por el oriente de Culiacán, con esa misma seguridad se puede afirmar que un masón tendrá la cuchara en su mano para construir parte de la historia política en la ciudad de los tres ríos.

Inseguridad e impunidad representan el salitre que diezma la esperanza del mexicano en general. En Culiacán, construir las columnas de la seguridad y la justicia es la prueba para quien tiene que hacer todo a plomo, pues la verticalidad de los actos será una de las virtudes esperadas y no la complicidad de los deseos espurios.

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Si la masonería recibió entre sus columnas a un hombre libre y de buenas costumbres, los masones serán corresponsables fraternos del quehacer político de su hermano.

Las historias del padre Amaro y el padre Marcial Maciel mancharon la imagen de la Iglesia católica como institución, también los masones en su función pública pueden manchar o desprestigiar a la masonería, o bien prestigiarla, honrarla y fortalecerla con sus actos, no con sus dichos.

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