Neuropolítica | El destino del PRI

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Por David Uriarte

Alternativo.mx / El PRI está viviendo una de estas tres condiciones: muy grave, en terapia intensiva o de plano en la sala de autopsias.

Muy grave significa que sigue con vida aunque corre riesgo de empeorar; terapia intensiva es la antesala de su muerte, o la aparición de un milagro; y la autopsia sería para determinar de manera precisa la causa de su muerte.

La gravedad del otrora gigante del poder y constructor de su propia democracia no soportó la osteoporosis y se derrumbó con casi treinta fracturas. Meter al PRI a terapia intensiva requiere de mucha inversión, necesita tener un banco de talentos cuyas especialidades curen las heridas mortales de la confianza, compromiso, honestidad, responsabilidad, ética, pero sobre todo credibilidad.

En el mejor de los casos, la rehabilitación del PRI tardará años, tendrá que empezar por el principio, por las bases, por sus militantes, por recuperar la confianza y evangelizar a más fieles que levanten una nueva fortaleza y no la torre de babel que se derrumbó estrepitosamente.

La tercera opción, en caso de no salir de terapia intensiva el PRI, es la autopsia, cuyo objetivo es el cronotanatodiagnóstico, esto significa determinar cuándo dejó de existir y cuál fue la causa de su muerte.

Después del análisis metodológico, las opciones son muchas: recomponer, refundar, resignificar y resurgir con todo mejorado a la vida sociopolítica, enterrando las prácticas desfasadas que intoxicaron la vida interna del partido vetusto.

En este supuesto analógico surgen dos temas importantes: la niñez del nuevo partido y el duelo por la ausencia del que murió. En el primer supuesto, hay niñeces cuya precocidad demuestra capacidad de aglutinamiento y credibilidad muy alta, tal es el caso del partido fundado en 2014 que virtualmente ya está en el poder. Si la crianza y la atención parental del nuevo partido repiten los mismos modelos del viejo PRI, los resultados ya están profetizados.

Por otra parte, si los interesados en la refundación o como le quieran llamar al nuevo proyecto no superan el duelo por la muerte de su partido, no tendrán tiempo de pensar con el cerebro y las vísceras los pueden volver a consumir, y más que nacer, eso puede ser un mal parto.

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