Por David Uriarte
Alternativo.mx / La conjunción de lluvia, desniveles, gravedad, obstrucción y oficio tímido, construyeron la ecuación perfecta para la desgracia meteorológica del 20 de septiembre en la zona norte y el centro de Sinaloa.
Los modelos matemáticos de los simuladores del Sistema Meteorológico Nacional no tenían cargados los datos estadísticos suficientes para pronosticar la magnitud de la densidad de la lluvia en tan pocas horas. El tema ya no es el pasado, el tema es el presente y la consternación social por la tragedia, su pronóstico y el grado de secuelas que habrá de enfrentar la población afectada.
La salud pública está vulnerada, la infraestructura educativa deteriorada, la economía de los afectados menoscabada y la credibilidad de los tres órdenes de gobierno devaluada.
Es evidente la presencia de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Secretaría de Salud, de Gobernación, de la Comisión Nacional del Agua, del gobierno del estado, de los gobiernos municipales, de peritos, expertos y técnicos de las instituciones relacionadas con el alivio del desastre, sin embargo, la percepción de algunos afectados y de muchos mirones o críticos per se del gobierno es de ausencia o falta de ayuda a los afectados.
Las agendas del gobernador y del presidente municipal sufrieron cambios radicales, las jornadas se volvieron extenuantes física y emocionalmente, cansa salir temprano y regresar en la madrugada y afecta ver tanta tragedia. Los gobernantes son personas con emociones y sentimientos, aunque muchos lo duden.
Los adoradores de la mentira o mentirofílicos se gozan y regocijan al magnificar la tragedia y minimizar los esfuerzos gubernamentales y no gubernamentales. De poco sirven los esfuerzos conjuntos de pueblo y gobierno cuando una minoría se encarga de esparcir la semilla de la duda, la mentira y la incertidumbre.
Prácticamente se paralizaron las tareas ordinarias de los ayuntamientos afectados. En el caso de Culiacán, los festejos del 487 aniversario de su fundación se suspendieron para dar fluidez a las tareas de reconstrucción y ayuda a los damnificados.
Cuando no quieren valorar la ayuda, cualquier esfuerzo es invisible.
