El consumo de pornografía no es novedad, siempre ha existido, pero ahora con Internet se tiene acceso con tal facilidad en el anonimato, que menores de edad están en posibilidades de consumirla sin ninguna restricción, provocando un serio problema en la construcción de ideas sobre la sexualidad y las relaciones íntimas o románticas
A pesar de todos los cambios que existen en el entorno, la educación sexual no ha cambiado mucho y los adultos siguen posponiendo el tema, orillando a este sector de la población a utilizar la pornografía como una de sus principales fuentes de información, por lo que crecen con conceptos equivocados y muy confundidos.
Lo más dañino de la pornografía no son las escenas explícitas de sexo, sino como se llevan a cabo, los comportamientos y actitudes que se promueven, desvirtuando totalmente el sentido de un encuentro sexual.
Los actores hombres y mujeres tienen físicos exagerados; el desempeño sexual es desmedido; se distorsionan los roles de género, por lo general la mujer es sumisa, siempre disponible; se exalta la violencia y actitudes machistas, etcétera.
Con toda esta información, se crean expectativas poco realistas sobre una relación sexual y sus implicaciones en la vida de las personas .Dejan fuera completamente los sentimientos y emociones, por lo que se ven como un objeto de consumo.
¿Qué podemos hacer?
Es imposible controlar todo lo que ven en Internet, por lo tanto debemos asumir que nuestra tarea como educadores, es darles las bases para que sean menos vulnerables a la influencia de éstos mensajes.
Con una oportuna educación sexual, contarán con información científica y verdadera, además podrás integrar elementos importantes en una relación como son: el respeto, amor, consentimiento, amabilidad, etcétera. Por lo que podrán ser críticos de lo que ven y oyen y así evitar que este material distorsione el verdadero sentido de las relaciones de pareja.
Al participar en su educación sexual estarás cerca para resolver todas sus dudas, y poder guiarlos y conducirlos.
Deben saber que la pornografía consiste en escenas sexuales explícitas, actuadas y cuyo fin es vender, es decir obtener ganancias. No son reales y están planeadas como cualquier otra escena de una película. Son un producto creado, por lo que su contenido no está hecho para dar respuesta a sus preguntas.
Una buena educación sexual, donde existe la confianza y es posible exponer puntos de vista sobre estos temas, se crean los cimientos para que construyan relaciones saludables, seguras, que los hagan sentir bien, respetados y valiosos.
No descuides su educación sexual, ellas y ellos te necesitan, no dejes que otros ocupen tu lugar.
ADRIANA TORRES H
