Neuropolítica | Entre lo deseable y lo posible

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Por David Uriarte

Alternativo.mx / Las aspiraciones legítimas de los gobernados se pueden resumir en dos: que se cumplan las garantías consagradas en la constitución, y mejorar su calidad y estilo de vida.

Lo primero suena fácil, sin embargo solo hay que revisar las estadísticas relativas a dos variables: los delitos y la impunidad. El resultado entre el número de delitos y el número de castigados en cualquiera de sus modalidades es la tasa de éxito en la persecución de la conducta antisocial. Cuando las estadísticas revelan que por cada cien delitos solo hay dos sentenciados, el resultado se llama 98% de impunidad, por lo tanto eso de la aplicación de la ley o el cumplimiento de las garantías individuales se queda en discurso.

Por otra parte, la segunda aspiración de la sociedad relativa a la mejora de la calidad y estilo de vida, se queda en el camino por falta de seguridad. Sin seguridad reina la impunidad y con impunidad las leyes y su aplicación siguen siendo buenas intenciones.

Lo deseable consiste en la aplicación y el cumplimiento de la ley. Lo posible, es el resultado de las estrategias de gobierno cuyo resultado ya se conoce. La esperanza se convierte en ilusión y esta se renueva cada seis años; se comparan cifras, se presentan estrategias, se hacen las mediciones y por más ajustes que se les hagan a las variables inseguridad, violencia e impunidad, estas siguen carcajeándose de proyectos y programas institucionales al margen de colores e ideologías políticas.

El asunto es contrastante, ya que por cada carcajada de las estadísticas, hay mil llantos de una sociedad cuyas familias están bajo la indefensión aprendida. Es decir, las generaciones aprendieron frases como defensa psicológica de su integridad “Pudo haber estado peor”, “Lo bueno es que me perdonaron la vida”, “Lo material, como quiera”, en fin, a esto se le llama resignación; es un camino de absoluta inseguridad e incertidumbre que describe una sociedad en descomposición.

Una sociedad deseosa de obtener lo que le corresponde, no migajas de las obligaciones gubernamentales, jamás podrá incorporar su segundo deseo que consiste en mejorar su calidad de vida, y no digamos su estilo de vida.

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