Modales financieros

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La etiqueta y los modales cotidianos son elementos culturales que nos permiten relacionarnos. Por eso los padres educan a los niños en que pidan las cosas “por favor”, que den gracias, que tengan los zapatos boleados y que se comporten con decoro en la comida.

Los modales y la etiqueta financiera no son obligatorios, pero si los tenemos, los demás disfrutarán nuestra compañía. Por el contrario, cuando no los tenemos, los demás lo notan, pero no nos lo dirán; simplemente, se sentirán incómodos, evitarán nuestra compañía, o bien tolerarán nuestras conductas molestas hasta cierto punto.

En este artículo revisaremos algunos personajes que son molestos por no tener modales en cuanto a las finanzas.

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1. El gorrón

Este personaje es del que nunca vemos alguna cooperación, ya sea financiera, en servicio o en especie. En términos generales, consumen más que una parte equitativa. Por ejemplo:

– A la hora que llega la cuenta se tiene que ir de prisa y no paga lo que corresponde.

– No se acomide a alguna cortesía, como llevar algo a un evento, pasar por alguien, o lavar los platos de una comida.

– Cuando el gasto es grupal, como un viaje en carretera, no se cooperan con la gasolina o las casetas.

En resumen, se las ingenia para tomar ventaja de los demás.

2. El pichicato

Es quien lleva cuentas hasta el último centavo, como un sentido de justicia exacerbado. No significa que sean necesariamente avaros, si no que distinguen en las cuentas hasta el elemento más insignificante. El problema con estos individuos es que son agotadores, y parece que están llevando cuentas para después pasarnos la factura.

3. El abusivo

Este personaje aprovecha hasta la más pequeña migaja. Si viaja por su trabajo y le pagan viáticos, se gasta hasta el último centavo, sea o no necesario. Si va a un evento en que hay cortesías, se come todas las galletas, se lleva todos los llaveros, plumas, vasos, y libretas. En los hoteles, son los que se llevan el jabón, el shampoo, y hasta el papel de baño. Y no se trata de que no tengan dinero para comprarse estas cosas o de que las vayan a usar después… de hecho, generalmente, las tienen en sus oficinas o casas en algún cajón sin usarlas.

4. El metiche

Al metiche le encanta enterarse de nuestras finanzas, juzgarnos y dar consejos que nadie le pidió. Pregunta cuánto ganas, cuánto te costó algo, y detalles financieros que no le deben importar. Además, suele ser indiscreto y cuenta nuestra situación financiera al resto de la familia y amigos. Este personaje también opina sobre cómo y en qué gastamos y quiere imponer su estilo de consumo. De alguna forma el metiche quiere confirmar que en términos financieros le va mejor que a los demás. Está continuamente en competencia.

5. El sorprendente

Aquí nos referimos al sentido negativo de las sorpresas. El sorprendente es quien pide una botella de vino carísima en una comida y luego sugiere dividir la cuenta. O bien, se encarga de organizar la compra de un regalo en grupo y se sale totalmente de presupuesto. O le regala algo carísimo o fuera de proporción a nuestros hijos. En el contexto de parejas, es quien esconde que está hasta el tope de deudas hasta que llega una mega crisis. En general, este personaje es imprudente y poco confiable. Es la definición perfecta de alguien sin modales financieros.

6. El pedinche

Es quien solo te busca para pedirte prestado. Hay tres modalidades de este personaje:

a) Siempre lo siguen las tragedias. No le pagan, se enferma, le roban. Todo lo negativo le pasa.

b) Tiene magníficas oportunidades de negocio. Está soñando continuamente, ve ideas por todos lados, solo necesita un préstamo para poder emprenderlos.

c) Una mezcla de las dos anteriores.

De alguna forma, el pedinche o nos hace sentir culpables por no compadecernos por sus desgracias, o bien nos confunde con sus ideas de negocios que nunca se van a concretar. Este personaje generalmente está mezclado con “El invisible”.

7. El invisible

Esta suele ser otra faceta del mismo personaje anterior. Una vez que le prestamos, desaparece. No te contesta el whatsapp o el teléfono. En resumen, no da la cara y nos sentimos mal por estarlos cazando para que nos paguen.

Si de casualidad los encontramos, nos dan un montón de excusas para zafarse del compromiso del pago pendiente.

8. El checa precios

Esta persona continuamente nos está anunciando cuánto se gastó. No importa si es mucho o poco. Pero tiene que decirnos cuánto le costó cada cosa, aunque nadie le esté preguntando. Por ejemplo:

Ejemplo.

Tú: ¿Cómo te fue en el viaje a Puerto Vallarta?

El checa precios:

Opción a) “uff. Me gasté $$$$, $x de avión, y $x de hotel, pero como era temporada alta, fue más caro. Por unas pizzas pagué $x, y un refresco nos costó $x, más propinas …”

Opción b) “Sólo pagué $$ porque nos prestaron el tiempo compartido de mi cuñado.”

Hay miles de conversaciones sobre un asunto diferentes al precio de las cosas. A nadie le interesa cuánto gastamos. Y cuando es así, lo preguntarán directamente.

9. El humilde

Esta es la persona que no se deja invitar ni un café de maquinita. Es incómodo porque no sabe aceptar cortesías o regalos de los demás. Entonces tenemos que insistirle, “ándale, no pasa nada, yo te lo invito”. Y empieza un diálogo de franca flojera, como el siguiente:

El humilde: “no, cómo crees…”

Tú: “En serio. No es nada.”

… Y así, por varios minutos.

Lo incómodo es que ya no sabemos si seguir con la oferta, hacerle caso, o cuándo terminar este ir y venir.

¿Conoces a alguien parecido a estos personajes? ¿Te viste en alguno de ellos? Cuéntanos con que otros personajes con estos modales financieros molestos te has topado.

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