Generalmente, asociamos ser adulto a eventos sociales como el matrimonio o ser padres, o bien a un tema cronológico, como es tener la edad para votar, o comprar alcohol o cigarros. También asociamos este concepto al graduarnos de la escuela, tener nuestro primer trabajo, o emprender una aventura comercial; sin embargo, esta frontera entre la adolescencia y la adultez se ha ido desdibujando y estos marcadores ya no son tan claros.
Entonces ¿Qué significa ser adulto? Una persona adulta se caracteriza por la madurez, auto confianza, autonomía, toma de decisiones, y asumir las consecuencias de sus actos.
Un adulto financiero
Nos convertimos en adultos en términos financieros cuando somos conscientes de que la responsabilidad de subsistencia es solo personal, independientemente de las condiciones materiales y del contexto del que vengamos. Un adulto financiero no es una carga para su comunidad o ecosistema.
Un adulto financiero tiene también la plena libertad de cómo generar dinero y cómo gastarlo, mientras lo haga dentro de la ley. Asimismo, al ser adultos, tenemos un sentido de realidad, de tal forma que nos damos cuenta de la relación directa entre los derechos y responsabilidades de tener dinero. Esto nos permite tomar decisiones sobre bases sólidas. Ser un adulto implica también que nuestras finanzas están alineadas con nuestros valores y metas particulares.
Las prácticas financieras de ser adulto
Las siguientes conductas se observan en los adultos financieros funcionales:
1. Tener un presupuesto
La piedra angular para la paz financiera es tener un presupuesto y una forma de darle seguimiento a nuestros gastos mensuales. Hay muchas aplicaciones de celular que pueden servirnos, o una hoja de cálculo, o incluso una libreta. Sea como sea, se trata de escribir, al menos cada mes, cuánto ganas y cuánto gastas. Recordemos que no existe tal cosa como llevar las cuentas en nuestra mente.
Esto también significa tener un sistema adecuado para revisar y guardar nuestros documentos financieros. La gran ventaja del mundo digital es que podemos guardar estos en un dispositivo móvil o en una nube, sin empapelarnos.
2. Metas financieras
Ya sea una meta convencional, como comprar una vivienda, o algo más arriesgado como empezar un negocio, tener prioridades importantes nos da un sentido de progreso y poder. Ser adulto, en términos financieros, significa tener metas cada vez más claras que nos permitan enfocar nuestros esfuerzos. Sin esto, el dinero se nos va de las manos.
3. Tener una cuenta bancaria
Nos guste o no, en el siglo XXI no podemos andar por la vida sin una cuenta de débito. El mundo del dinero en efectivo es cada vez más obsoleto. Al ser adultos debemos tener una cuenta donde nos depositen nuestro salario, honorarios, o pagos por nuestros servicios, y de donde nosotros hagamos pagos. Estas cuentas tienen cada vez mejores aplicaciones electrónicas asociadas que nos permiten llevar cuentas, presupuestos, transferir dinero al otro lado del mundo y en las horas más extremas del día.
Si además queremos tarjetas de crédito, aprendamos a usarlas. Estos créditos pueden ser un arma de dos filos y convertirse en una verdadera pesadilla si no sabemos controlarlos.
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Fuente: Paz Financiera Blog
