Editorial / El silencio también habla

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Alternativo.mx / Editorial

El silencio, también habla

En el gobierno de la lucha contra la corrupción, en donde sus principales exponentes tienen dudosa honestidad, surgió un récord olímpico que ha afectado a los deportistas con un desvío de 51 millones de pesos.

Tal parece que los conocimientos y experiencia en atletismo en la prueba de 400 metros planos, ahora también aplica, pero a manera de “clavados en la bolsa”.

La desaparición de estos recursos debería de fomentar la destitución de los funcionarios “clavadistas” como una muestra de qué en verdad en este gobierno, no se permiten esos actos de peculado, sin embargo, como siempre, el silencio y la culpa a los demás o al pasado es el discurso oficial.

¿Dónde quedó la bolita?

Silencio que lastima

El aumento de los feminicidios en nuestro país, ha dado pie a que la sociedad se manifieste el próximo nueve de marzo mediante un paro laboral bajo el lema #Un día sin mujeres, para pedir medidas que impidan que este tipo de actos vuelvan a suceder.

10 mujeres al día son privadas de su vida a manos de enfermos asesinos. Y el silencio sigue hablando.

Mientras tanto el presidente sube videos desayunando y comiendo en diversos lugares, se pone a bailar con panes en la cabeza, considera esta protesta un acto golpista en contra de su gobierno, le echa la culpa al neoliberalismo, a los conservadores, a grupos de derecha, al meteorito, al viento, al frío y a todo aquello que se atreva a estar en contra de él.

¡No señor presidente!, la protesta no es contra usted o su gobierno, es contra la falta de un plan de seguridad que nos permita a todos los mexicanos vivir en libertad y seguridad.

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Como sociedad exigimos condolencias a los familiares de las víctimas, compartir el sentimiento de dolor, acciones concretas con leyes que persigan y castiguen a los asesinos, ponerse a trabajar y dejar de burlarse, menospreciar y ya no victimizarse, es lo que se pide.

Su silencio, molesta y mucho.

Silencio anónimo

Sin pedir nada a cambio, sin buscar la fotografía ni el reconocimiento de la gente, una enfermera que salía de trabajar después de una larga jornada laboral en la ciudad fronteriza de Tijuana, vio que un hombre indigente estaba con una herida en el pie.

De inmediato la enfermera que llevaba su maletín de trabajo, le empezó a curar en plena calle.

Cuando una persona ama su profesión, lo demuestra con hechos.

Personas como esta enfermera que al parecer se llama Mari, necesita nuestro país para salir adelante.

Tenemos mucho que aprender.

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