El 19 de julio de 2024, una caída informática global afectó a Microsoft, causando interrupciones significativas en diversos sectores a nivel mundial. Este incidente se originó debido a una actualización defectuosa de la plataforma de seguridad informática CrowdStrike, que provocó fallas en miles de equipos y servidores con Windows.

La caída tuvo un impacto considerable en aerolíneas, bancos y otros sistemas críticos. En los aeropuertos, se observaron largas filas y retrasos en los vuelos, afectando a miles de pasajeros. En el aeropuerto de Brandenburgo, en Berlín, y en el aeropuerto de Palma, en España, los viajeros experimentaron grandes retrasos y falta de información adecuada. Las aerolíneas estadounidenses y otras internacionales en Europa, Asia y Medio Oriente también se vieron obligadas a retrasar y cancelar vuelos.

Además de las aerolíneas, los bancos globales y los servicios médicos también se vieron gravemente afectados. Instituciones como el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido y uno de los centros de salud más grandes de Europa en el norte de Alemania enfrentaron retrasos en sus servicios debido a la interrupción. Los bancos, emisoras y supermercados en Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido también sufrieron las consecuencias de esta caída.

Microsoft informó que la causa subyacente de la interrupción había sido solucionada, pero que el impacto residual aún afectaba a algunos servicios. La compañía estaba llevando a cabo mitigaciones adicionales para brindar alivio. Las primeras investigaciones descartaron la hipótesis de un ciberataque, señalando que el problema derivaba de una incompatibilidad en la actualización del programa de ciberseguridad de CrowdStrike.

La respuesta internacional a este incidente fue inmediata. La Casa Blanca anunció que estaba investigando la interrupción causada por los cortes cibernéticos, y un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca confirmó que estaban al tanto del incidente y trabajando para entender sus impactos.

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Este evento subraya los riesgos asociados con la creciente interconexión de sistemas informáticos y la dependencia de actualizaciones de software para mantener la seguridad y funcionalidad de los servicios críticos. La caída de Microsoft es un recordatorio de la importancia de la ciberseguridad y la necesidad de estar preparados para mitigar los efectos de posibles fallos en el futuro.

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