La icónica cantante mexicana Dulce dejó una huella imborrable en la música y en la vida de quienes la conocieron. Aunque su carrera estuvo llena de éxitos y su vida sentimental marcó diversos titulares, su legado más importante recae en su única hija, Romina Mircoli. Conozcamos más sobre quién es Romina y qué herencia le dejó su madre.
Romina Mircoli: La hija de Dulce
Romina Mircoli nació en 1987 como fruto del matrimonio entre Dulce y el productor musical Luis Mircoli, quienes contrajeron nupcias en 1986. Aunque el matrimonio terminó en 1995, Romina se mantuvo como la única hija de la cantante. A diferencia de su madre, Romina optó por una vida alejada de los reflectores, manteniéndose en el anonimato mientras criaba a su propia familia. A pesar de ciertas diferencias entre madre e hija en el pasado, especialmente relacionadas con decisiones amorosas de Romina, su relación mejoró significativamente a partir de 2019, cuando Romina se convirtió en madre. La llegada del nieto de Dulce fortaleció su vínculo y les permitió acercarse como familia.
La visión de Dulce sobre la herencia
Dulce no solo fue una mujer de talento inigualable, sino también alguien que valoraba profundamente el significado de su legado. En múltiples entrevistas, la cantante dejó claro que deseaba que su herencia fuera mucho más que bienes materiales. Para Dulce, su verdadero tesoro era su voz, un don que definió su vida y carrera.
“Yo te puedo dar mañana todo lo que tengo, no me importa, porque lo más importante me lo dieron en la cuna”, afirmó en una conversación con la locutora Cora Nelda González.
Dulce también compartió que estaba trabajando en grabaciones exclusivas de su voz sin música, destinadas a Romina. Estas grabaciones podrían ser utilizadas en futuros proyectos musicales, permitiéndole a su hija comercializarlas y beneficiarse económicamente.
Un legado más allá de lo material
El deseo de Dulce era que Romina pudiera continuar construyendo su vida con base en su legado artístico. “Mi voz es lo que se queda. Es mi don, y quiero que mi hija lo use si alguien lo valora, ya sea en cumbia, ranchero o cualquier género que prefiera. Esto es lo que puedo dejarle: el milagro que Dios me dio”.
Además, Dulce dejó un ejemplo de resiliencia, amor por la música y gratitud por los dones que la vida le otorgó.
Conclusión: Un legado imborrable
Romina Mircoli no solo hereda los recuerdos de una madre talentosa y amorosa, sino también un legado artístico único. Las grabaciones de Dulce no solo representan una conexión emocional, sino una oportunidad para perpetuar su legado musical y aprovecharlo de manera significativa. Dulce sigue viva en su música y en el corazón de su hija, dejando un testimonio de amor, talento y trascendencia.
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