A solo dos horas de la Ciudad de México, en el corazón del estado de Hidalgo, se encuentra uno de los Pueblos Mágicos más cautivadores del país: Mineral del Chico. Este destino es un paraíso para los aventureros, rodeado por los espesos y neblinosos bosques del Parque Nacional El Chico. Pero más allá de sus miradores y senderos, se esconde un lugar que pondrá a prueba tu espíritu explorador: El Contadero, un impresionante laberinto de rocas moldeado por la naturaleza y envuelto en leyendas de bandidos y tesoros.
Este no es un simple conjunto de piedras; es una experiencia inmersiva que te transporta a un mundo de pasadizos estrechos, historia y misterio. Si buscas una escapada que combine naturaleza, adrenalina y un toque de leyenda, has encontrado tu próximo destino.
El Contadero: por qué el escondite de los bandidos se llama así
El nombre de este lugar no es una casualidad; está arraigado en la rica historia minera de la región. Cuenta la leyenda que durante la época de la bonanza, cuando el oro y la plata eran transportados desde las minas en canastillas aéreas hacia Pachuca, los bandidos de la época asaltaban los cargamentos desde lo alto de las montañas. Para escapar de los guardias, se adentraban en este intrincado laberinto de formaciones rocosas.
Los pasadizos y recovecos eran el escondite perfecto, un lugar donde era casi imposible encontrarlos. Era aquí, a salvo de sus perseguidores, donde los bandidos se detenían a contar el botín y repartirlo. De ahí su nombre, “El Contadero”, el lugar donde se contaba lo robado.
¿Qué se siente explorar el laberinto de rocas?
Adentrarse en El Contadero es una aventura sensorial. Te encontrarás rodeado por más de 200 gigantescas formaciones rocosas de color grisáceo, con crestas afiladas que se elevan hacia el cielo como torres. Las paredes, a menudo tapizadas de musgo por la humedad del bosque, están tan juntas que apenas dejan estrechísimos espacios por donde pasar. En algunos tramos, tendrás que agacharte para atravesar pequeñas cavidades o arcos de piedra natural.
La imaginación vuela en este lugar, y tanto guías como locales han encontrado formas de animales en las rocas: un pez, un águila, un cocodrilo. Es un sitio perfecto para la fotografía, pero sobre todo, para desconectarse y sentir la imponencia de la naturaleza. Entre sus tesoros también se encuentra el árbol más antiguo del parque, con aproximadamente 600 años de vida.
Guía práctica para tu visita a El Contadero
Para disfrutar al máximo de esta experiencia y hacerlo de forma segura, es fundamental ir preparado. Aquí tienes todo lo que necesitas saber.
¿Cómo visitar El Contadero? Tours y costos
La mejor y más segura manera de explorar el laberinto es a través de un tour. En el centro de Mineral del Chico encontrarás operadores turísticos certificados. Una de las opciones más conocidas es “Recorridos Turísticos El Chico”.
Para los que buscan adrenalina, hay recorridos en vehículos tipo Razer por un costo aproximado de $450 pesos por persona, o en cuatrimoto por alrededor de $1,200 pesos para dos personas. Estos tours te llevan por un emocionante camino de 16 kilómetros hasta la entrada del laberinto.
¿Qué ropa y equipo llevar?
La caminata dentro del laberinto dura aproximadamente tres horas, así que la preparación es clave:
- Ropa cómoda y por capas: El clima en el bosque es fresco y puede cambiar rápidamente.
- Calzado adecuado: Botas de montaña o tenis con suela gruesa y antiderrapante son indispensables para proteger tus tobillos y evitar resbalones.
- Hidratación y protección: Lleva agua, protector solar y gorra, incluso si el día está nublado.
La importancia de un guía certificado
No podemos enfatizar esto lo suficiente: es muy fácil perderse en El Contadero. Contratar un guía certificado no solo garantiza tu seguridad, sino que enriquece enormemente la experiencia. Ellos conocen las rutas seguras, los mejores puntos para fotos y, lo más importante, te contarán todas las leyendas e historias que hacen de este lugar algo mágico.
Más allá de los bandidos: otras leyendas de El Contadero
El misticismo del lugar no termina con los asaltantes. Los locales cuentan que aún hay tesoros escondidos en el laberinto, y que a veces se puede ver un “fuego fatuo”, una llama que, según la creencia, solo se aparece a las personas de buen corazón para señalar la ubicación de una riqueza oculta. Otros hablan de una cueva maldita que guarda el botín y de un misterioso charro que se aparece a los caminantes solitarios ofreciendo un pacto para revelar sus secretos. Estas historias, transmitidas de generación en generación, hacen de la visita a El Contadero una verdadera inmersión en la cultura y la magia de Hidalgo.
